domingo, 27 de enero de 2008

Lilith y las dos Evas, ¿buscando un prototipo de mujer en la sociedad actual?

John Phillips, autor del libro "Eva, la historia de una idea" intenta revelar la actitud esencial hacia la mujer al analizar el proceso por el cual Eva llegó a ser reverenciada como una diosa que se transformó en una personalidad en la que se confunden imágenes que la vuelven símbolo de corrupción y responsable de traer la muerte y desgracia al mundo.
En un exhaustivo análisis de algunos libros como la Biblia, Phillips aporta elementos para percibir de qué manera la mentalidad medieval fue influenciada por el Génesis y otros textos bíblicos.
La historia de Eva inicia con la aparición de Yahvéh en lugar de la “Madre de los Vivientes”. Este desplazamiento de poder señala un cambio fundamental en la relación entre la humanidad y Dios, el mundo y Dios, el mundo y la humanidad, y los hombres y las mujeres. Tal ambivalencia, la sombra de la diosa destronada y el rechazo de lo femenino como entidad sacra, nos aguardan cuando abordamos la historia de Eva[1].
El acto sexual se convirtió en pecado porque a través de la concepción, según el Génesis, se trasmitía el pecado original. De ser un mero trasmisor del pecado, se convirtió en sí mismo en pecado. Toda la literatura bíblica permitía colocar a la mujer en el centro de las responsabilidades. ¿No había sido Eva el instrumento de Satanás? Fue durante la Edad Media que comenzó la tradición pictórica por la cual la serpiente se representaba con rostro de mujer. A estas imágenes se añadió más tarde un nuevo pecado: la vanidad. Numerosas pinturas a partir del siglo XIV muestran a la serpiente femenina sosteniendo un espejo en el cual se mira Eva. La mujer aparecía entonces a los ojos medievales como un ser propenso a la caída, solamente preocupada por sí misma, con el fin de provocar la falta del varón, a lo mencionado recuerdo siempre esta frase en donde aluden que por culpa de Eva, Adán cayó en pecado, pobrecito.
De Lilith pude leer por primera vez de ella en el libro “Historia de mujeres” de Rosa Montero. Lilith, considerada la primera mujer antes que Eva, nunca se cansaba de recordarle a Adán el puesto que ella ocupaba, ya que fue creada al mismo tiempo que él[2], de ahí se seguía que su posición era igual y no tenía que aceptar un papel subordinado. Las riñas resultantes llegaron al colmo cuando Adán insistió en consumar el acto sexual sólo en la que se ha llegado a llamar la posición misionera (Adán encima de Lilith). Lilith consideró humillante esta posición, y se negó; cuando Adán trató de forzarla, ella pronunció el divino nombre de Dios y huyó a las costas del Mar Rojo, para dar vuelo allí a sus fantasías sexuales con unos demonios. El “precio” que tiene que pagar Lilith por no dejarse dominar por Adán, viviendo como espíritu nocturno, diabólico y sumamente erótico.
Phillips manifiesta que si la mujer fue creada simultáneamente con el hombre, también ella es perfecta y comparte por igual la condición de soberana. Si es creada después de él, es un tanto menos que perfecta y pertenece al ámbito que él domina[3]. Eva se encuentra bajo el dominio de su marido, en lo religioso, lo social, lo político y lo sexual.
La agresión que lógicamente habría debido ir dirigida contra el Padre Dios se desvía contra la mujer, donde adquiere una destrucción en forma sexual. El nacimiento, que ella origina, es interpretado como muerte; y su presencia es recordatorio permanente del paraíso perdido. Desde el punto de vista masculino, la relación sexual con ella siempre entrañada a desprecio y violencia, y aquellas palabras de los lenguajes del mundo occidental que describen la mayor intimidad entre hombre y mujer reflejan tal desprecio y tal violencia: entrar, hurgar, empujar y pegar. Para el psicoanálisis la historia de Eva nos puede brindar un medio para comprender esta agresión desviada, pero su visión, limitada a la condición intolerable de la existencia varonil, sólo puede darnos un amor que odia, y un anhelo que desprecia.
En el relato de la Caída sólo sirve para subrayar la necesidad de que ella se someta a una domesticación: si Eva no hubiese negado un momento a subordinarse a su esposo, la humanidad no habría caído. Como cayó, ella es sentenciada a una subordinación más extrema que la que antes desafío (Lilith): debe ganarse la salvación dentro de los límites de la domesticación. En su familia y en su Iglesia, ella será dependiente de los hombres. Esto autoriza al hombre a achacar a la mujer todos sus males, hacerla trabajar para él, excluirla del oficio religioso y rechazar su consejo en problemas morales.
La segunda Eva, la virgen María, tendrá que alterar el cuadro de la mujer prototípica, y por consiguiente la ideología de las mujeres en el mundo occidental, siendo su característica más importante su maternidad virgen (virgen antes y después del nacimiento de Jesús), rescatando sólo dos de las cuatro características tradicionales de las diosas de la antigüedad (castidad, promiscuidad, maternidad y sed de sangre). Para los padres de la Iglesia promovieron la idea común de que el cuerpo femenino es un receptáculo misterioso, que al ser penetrado, se convierte en símbolo no sólo de sexualidad y parto sino también de corrupción, pecado y muerte. La virginidad conserva tal cuerpo sellado como símbolo poderoso de la ofrenda que el cristianismo hace a la humanidad, de la posibilidad de retorno a un estado de inocencia o paraíso.

[1] Como señala Isaac Kikawada, probablemente se ocultaba la figura de la creadora o Diosa Madre
[2] “Y creó Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó” de Génesis, 1:27.
[3] “Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahvéh Dios había tomado del hombre formó una mujer” de Génesis, 2:22

El rol del ciudadano en la construcción de la ciudad sostenible

La ciudad, un gran escenario complejo, muchas veces se cuestionan las actitudes y patrones de los individuos, ya como grupo o individualmente, con ello surgen preguntas como el ¿por qué estoy aquí?, ¿en la ciudad encontraré lo que busco?, ¿cómo será esta ciudad en diez años?, son muchas preguntas más que inundan la mente. Con ello la antropología urbana, cumple un rol muy importante, el estudio y análisis de los ciudadanos y comunidades que componen una ciudad, enmarcados dentro de un ámbito social-cultural, económico y político, pero ante todo espacial.
Y ¿qué es el ciudadano?, según el historiador y economista Douglas North (1994) lo define como una persona capaz, en cooperación con otros, de crear o transformar el orden social que ella misma quiere vivir, cumplir y proteger, para la dignidad de todos. El ciudadano es el hombre que vive en, para y por la ciudad. No es solamente un hombre, sino un hombre vuelto hacia los otros hombres. Ser ciudadano implica también entender una proyección hacia el futuro, por ello es necesario entender qué es el desarrollo sostenible, el cual se relaciona con satisfacer las necesidades básicas del ciudadano (comida, ropa, lugar donde vivir y trabajo) y lo impuesto por el nivel tecnológico y de organización social, el impacto sobre los recursos del medio ambiente y la capacidad de la biosfera para absorber los efectos de la actividad humana.
Son muchos aspectos que se toman para entender la relación ciudadano-ciudad. La ciudad sostenible, según programa de las Nacional Unidas, Agenda 21 (Cumbre de Río, 1992), "Es la ciudad que es capaz de satisfacer sus necesidades en el presente, sin comprometer la capacidad para satisfacer sus necesidades en el futuro, enfocada a la integridad y la estabilidad social y económica y la calidad de vida de su población". Con ello la ciudad sostenible debe estar hecha a la medida de la persona, donde sea consciente del consumo de recursos, calidad ambiental y espacio. La satisfacción colectiva se relaciona profundamente con la equidad social. Se busca la solidaridad y respeto de la persona, bajo el entendimiento del ciudadano como ser social. El protagonismo del ciudadano es indispensable ya que toma las decisiones en su entorno, enmarca su vida tanto como para él, su familia y su localidad.
La tarea del ciudadano es "encontrarse con su rol"; la del Estado, acompañarlo con medidas concretas de apoyo a su esfuerzo, propiciando la participación en distintos ámbitos e instancias, promocionar concertadamente el desarrollo local, participar en los procesos y la toma de decisiones, proporcionar liderazgo, definir los valores, las visiones y las metas comunes entre los ciudadanos. Un ejemplo de ello es el papel que esta realizando la juventud en la actualidad, buscando las alianzas estratégicas incluso también incursionando su participación en instituciones como voluntarios como es el caso de la Asociación Civil Transparencia.
Para garantizar una proyección hacia una ciudad sostenible es necesario ejercer en plenitud los derechos y garantías individuales: libertad, justicia, seguridad, educación, salud, entre otros. A ellos con sus componentes de capacitación ciudadana e institucional, deben apuntar las políticas de Estado y las de los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, BID y el FMI. También y particularmente, a crear un mayor nivel de ciudadanía, de participación en la comunidad y en la definición de las políticas públicas.

Conociendo un poco de Persépolis de Marjane Satrapi

Marjane Satrapi (Teherán, 1969 - ), quien a criterio personal es una de las pioneras en el feminismo árabe, ingresa al mundo del cómic creando Persépolis (la primera historieta iraní), siendo su autobiografía donde relata la revolución islámica hasta la actualidad. Esta historia inicia en 1979, cuando “Marje” tiene diez años y desde su perspectiva infantil es testigo de un cambio sociopolítico que pone fin a más de cincuenta años de reinado del Sha de Persia en Irán y da paso a una república islámica, donde los fundamentalistas toman el poder forzando a las mujeres a llevar velo[1] y encarcelando a miles de personas, además de verse frustrado su sueño de ser la última profeta.
Es así como Marjane Satrapi nos relata su vida y los acontecimientos políticos en cuatro volúmenes de Persépolis: el primero es sobre la revolución e inicio de la guerra, comprendido entre 1979 y 1980; el segundo habla sobre la guerra entre Irán e Irak, además nace su gusto musical por unos grupos y cantantes prohibidos por el Islam (Iron Maiden, Kim Wilde, Michael Jackson, entre otros), correspondiente al periodo de 1980 a 1984; el tercero es sobre su exilio y emigración, periodo donde vivió en Austria, entre 1984 y 1989; y el cuarto es sobre su retorno a Irán donde cursa estudios de arte, además de casarse y divorciarse. Marjane comenta que “en el momento no me percate pero, tras escribirlo, me di cuenta de que la conciencia política en un país crece exactamente igual que un niño. Primero echaba la culpa a Occidente. Con el tiempo me di cuenta de que somos muy responsables de nuestro propio destino histórico”.
Escogí a Marjane Satrapi para iniciar mi blog, porque sentí mucha curiosidad por conocer el mundo árabe, sus costumbres, creencias, el cómo viven, por qué comen esto y no aquello, me gustó mucho la manera cómo ella relata su vida mediante un cómic, un choque de dos culturas (lo oriente con lo occidente, ¿Qué camino debemos optar entonces?) Si no hubiese sido por la clase de feminismo musulmán en la Maestría de Género, Sexualidad y Políticas Públicas por Rocío Silva Santisteban (UNMSM) quizá no supiera de ella hasta ahora.
Por mi parte ya tengo los cuatro volúmenes de esta gran historia y se las recomiendo al igual que la película, posee a la vez drama y comedia, ha sido premiada en Canes en el 2007 y esta nominada al Oscar para este 2008 como “mejor película de animación”, ojala la Academia sepa reconocer el valor significativo de esta gran historia…
Para el feminismo, Persépolis[2] podría constituir una denuncia del fanatismo religioso y más concretamente de la represión ejercida por los fundamentalistas contra la mujer. Que es sólo un símbolo de la represión generalizada ejercida contra la mujer (un ejemplo de ello es la imposición del velo en Irán como nos relata Marjane en su historia) por quienes se creen propietarios únicos de la religión islámica: los integristas. Ahora Marjane Satrapi vive en Francia, no usa el velo, encontrándose alejada de los fundamentalismos de su amada Irán.

[1] Según Eva Máñez, en su artículo “El velo, el etnocentrismo y el feminismo”, el velo, la hiyad, es una cuestión religiosa, pero también una cuestión cultural, incluso una moda. Pero el velo sobre todo ha sido una herramienta de liberalización para muchas mujeres árabes.
[2] Una periodista le pregunta sobre lo que trata el film, a lo que Marjane responde “Sobre el tema brutal de cómo crecer en Irán.”... Luego, la reportera le pregunta por su religión musulmana, ella dice que no lo es; luego, por su feminismo, ella dice que no lo es. Finalmente le pregunta por el acto de “autodenegación” que implica, para una mayoría de mujeres musulmanas, el tener que llevar el chador. Marjane ya se enoja, y le responde: “En los países musulmanes tratan de cubrir a las mujeres, y acá en América tratan de que se parezcan a un pedazo de carne”. Extraído de “Persépolis y las maneras de leer un film”.